Credit: (foto: ERNESTO BENAVIDES/IMF Photos)

Adaptar el apoyo de los gobiernos

La campaña de vacunación contra la COVID-19 continúa, pero el ritmo al que avanzan las inoculaciones varía ampliamente de un país a otro, y muchos carecen de acceso a la vacuna. Hay que reforzar la cooperación mundial para producir vacunas y distribuirlas a todos los países a costos asequibles. Cuanto más pronto las vacunas frenen la pandemia, más pronto podrán las economías retornar a la normalidad.

Si la pandemia mundial se controla mediante la vacunación, el crecimiento mundial resultante será más vigoroso, arrojaría más de USD 1 billón en ingresos tributarios adicionales en las economías avanzadas de aquí a 2025, y generaría más ahorro en cuanto a las medidas de apoyo fiscal. Por lo tanto, la vacuna contra la COVID-19 se pagaría por sí sola y con creces, según el informe Monitor Fiscal de abril de 2021, lo cual supondría un excelente rédito del dinero público invertido en el proyecto.

Diversos grados de apoyo fiscal

En el primer año de la COVID-19, la política fiscal ha reaccionado de forma inmediata y contundente ante la emergencia sanitaria. Los balones de oxígeno económico han salvado vidas y protegido medios de vida. El apoyo fiscal además evitó que las contracciones económicas y pérdidas de empleo a escala mundial fueran peores, gracias, entre otras cosas, a que alivió la tensión financiera cuando las políticas monetarias y fiscales actuaron al unísono.

La capacidad de los países para incrementar el apoyo fiscal ha variado, dependiendo de su capacidad para obtener préstamos de bajo costo. Por su parte, las recuperaciones económicas presentan trayectorias divergentes: China y Estados Unidos están saliendo adelante, mientras que otros países están rezagados o estancados.

En las economías avanzadas, las medidas fiscales han sido considerables y abarcan varios años (6% del PIB en 2021), como por ejemplo las aprobadas recientemente en Estados Unidos y las que constan en el presupuesto de 2021 del Reino Unido. Entre los países de mercados emergentes y en desarrollo, el apoyo fiscal ha sido más limitado debido a restricciones financieras, pero el aumento de los déficits de todos modos es notable dada la caída de las recaudaciones tributarias. En promedio, en 2020 los déficits fiscales como proporción del PIB se situaron en 11,7% en el caso de la economías avanzadas, 9,8% en el de las economías de mercados emergentes y 5,5% en el de los países en desarrollo de bajo ingreso.

Como resultado, el promedio mundial de la deuda pública se aproximó a 97% del PIB a finales de 2020, y se prevé que permanezca apenas por debajo de 100% del PIB a mediano plazo. El desempleo y la pobreza extrema también han aumentado significativamente. La pandemia, por lo tanto, podría dejar secuelas profundas.

Pero hasta que se logre controlar la pandemia, la política fiscal tendrá que seguir siendo flexible y brindando apoyo. La necesidad y el alcance de ese apoyo varían entre sectores y economías, y las respuestas dependen de las circunstancias de los países. No obstante, los gobiernos deberían dar prioridad a las siguientes medidas:

Sentar las bases para una transición económica

Las autoridades económicas tendrán que lograr un equilibrio entre, por un lado, brindar apoyo fiscal ahora, y, por otro, mantener la deuda en un nivel manejable. Es posible que algunos países tengan que empezar reponer las reservas fiscales para amortiguar el impacto de shocks futuros. Esto significa que será vital elaborar marcos plurianuales creíbles para los ingresos y los gastos, sobre todo en los casos en que la deuda sea elevada y escasee el financiamiento.

Incluso tras tomar las debidas medidas, muchos países de bajo ingreso encuentran dificultades a la hora de hacer frente a la pandemia a corto plazo y de velar por el desarrollo a lo largo del tiempo, como se señala en un estudio reciente del FMI. Estos países necesitarán asistencia adicional, que incluya donaciones, financiamiento en condiciones concesionarias, la prórroga de la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda o, en algunos casos, el tratamiento de su deuda conforme al Marco común.

Si se la ejecuta adecuadamente, la política fiscal facilitará una transformación verde, digital e inclusiva de la economía posterior a la pandemia. Para que esto se concrete, los gobiernos deben dar prioridad a lo siguiente:

En resumen, los gobiernos no han escatimado esfuerzos para afianzar sus economías, pero es más lo que se debe hacer para superar la pandemia de COVID-19, proporcionar apoyo flexible pero focalizado de inmediato, realizar ajustes cuando la recuperación esté bien encaminada y sentar las bases para una recuperación más verde, equitativa y duradera.

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